En 1882, en el periódico Le Révolte, el barbudo de la anarquía, Piotr Kropotkin, escribe el folleto “La expropiación”, tiempo después este mismo escrito apareció es la publicación Paroles d’un Révolte, para luego, posteriormente ser ampliado e incluido en su magnánima obra “La Conquista del Pan”. En ella Kropotkin insiste en su visión “economicista” de la revolución, elaborando sobre el proyecto inserruccional que Bakunin había legado a través de James Guillaume. En ese texto el príncipe, no se plantea la disputa, entre las teorías “colectivistas” (bakunistas o bakuninistas, como las refería Víctor García) y las “comunistas libertarias”, que es la corriente Kropotkiniana y a la cual, en lo personal me subscribo, por considerarla más actas y real. Pero lo substancioso para nosotros, no es eso, sino el hecho de que desde tiempos inmemoriales, los gigantes del verbo y la acción, se planteaban la necesidad, de que al triunfar los oprimidos del mundo sobre la burguesía. Debería venir automáticamente una justa distribución de la propiedad.
Según el ordenamiento jurídico burgués, en este enclave caribeño, la expropiación es: “una institución de Derecho Público, mediante la cual el Estado actúa en beneficio de una causa de utilidad pública o de interés social, con la finalidad de obtener la transferencia forzosa del derecho de propiedad de los particulares a su patrimonio” (artículo 2 de la Ley de Expropiación por Causa de Utilidad Pública o Social) En nuestro caso es similar, pero con la diferencia, de que no es el Estado el que actúa, sino el pueblo legítimamente constituido en armas, que acude, en pleno derecho, ha expropiar los bienes particulares para resolver un problema colectivo. Y solamente un problema colectivo, que esto quede bien claro, la expropiación se invento con la intención de devolver los medios de producción a los trabajadores. Se expropia una fabrica, una empresa, las tierras ociosas y las múltiples propiedades de vivienda en manos de pocas manos, pero más nada… El imbecil que expropie una tumba, por simple bandolerismo o que expropie un cepillo de dientes por ociosidad, es tan o más cretino que los parásitos de esta sociedad. Un ejemplo de esto, fue el motín popular del 27F del 89 o de los días de aciego del 12 y 13A de 2002, la gran mayoría de la gente que expropio, se adueñaron de bienes superfluos y que nada benefician a la autoorganización de los pueblos y que son mercancías producidas por el capital para mantener entretenida a la población. Vgr. Televisores, DVD, Cigarros y bebidas alcohólicas o espirituosas… Desde mi punto de vista, eso no es expropiación sino un vulgar robo. No hay nada de revolucionario en semejantes actos.
Para finalizar este pequeño ensayo, y que desde mi perspectiva quedo muy básico, no por falta de argumentos, porque argumentos a favor son los que sobran, sino por falta de espacio. Espero poder desarrollar en próximos números, este principio básico de el mundo nuevo a que estamos llamados a construir, toda revolución que se aprecie de ser anticapitalista y anarquista, deberá pasar por esta faceta, faceta que de más esta decirlo, es la que más temen, nuestros contrincantes capitalistas… Así que el llamado de la anarquía esta hecho, todos tenemos derechos a disfrutar del pastel de la vida, ha estudiar e indagar en este proceso fundamental de nuestra futura revolución libertaria y social.
Texto aparecido en la publicación numero dos, del periodico «SAMIZDAT» esta redactado por Rodolfo Montes de Oca.
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