El 3 de enero de 2008, alrededor de 20 luchadores Mapuche, entre ellos el joven de 22 años Matías Catrileo, entraron al fundo Santa Margarita, propiedad del latifundista Jorge Luchsinger, en la Región de la Araucanía con el objetivo recuperar los territorios ancestrales arrebatados por los latifundistas, empresas forestales y el estado chileno.
Estos procedieron a quemar fardos de pasto y fueron inmediatamente repelidos por Fuerzas Militarizadas de Carabineros que se encuentran constantemente en dicho lugar, abriendo fuego contra los comuneros, cuidando el fundo privado del racista Luchsinger y forestales.
El cabo 2º Walter Ramírez disparo por la espalda a Matías con una subametralladora Uzi quitándole la vida. Los comuneros que acompañaban a Matías no dejaron el cadáver botado ante la lógica intervención que haría la policía para encubrir su asesinato. Lo tomaron y estuvieron durante casi 10 horas negociando su entrega para que su cuerpo no fuese manipulado. Este fue entregado a los efectivos de la Brigada de Criminalística de Investigaciones una vez que el obispo de la diócesis de Villarrica, Sixto Parzinger Foidl (a petición de los comuneros), actuó como mediador y testigo.
El asesino de Matías, Walter Ramírez, en principio fue detenido y declarado culpable, pero al tiempo después fue absuelto y dejado en libertad.
Esto demuestra la facilidad que tiene el Estado para asesinar a luchadorxs como Matías otorgando seguridad y libertad para los asesinos, por esto no podemos esperar justicia por parte de quienes lo asesinaron, tampoco pedir cárcel porque reconocemos esta como parte del problema. Es aquí donde debemos recordar que Matías no creía en las soluciones por parte del estado, él tenía la convicción de que si queremos algo tenemos que ir por ello sin pedir permiso, actuando con autonomía, expropiando nuestras vidas y enfrentando al poder.
Es aquí donde nace la necesidad de atacar directamente al estado, al capital y todas
sus instituciones, reconociendo que es la única forma de obtener lo que siempre hemos estado buscando, defendiendo nuestra autonomía, atacando a quienes han golpeado y asesinado a nuestrxs compas, poniendo en práctica nuestra lucha, parar de solo hablar y no dejar que nos vean débiles ni como víctimas, porque no lo somos. Jóvenes como Matías se recuerdan con hechos concretos, aunque nos quiten la vida nunca dejaremos de insistir, somos una amenaza que ataca sin descanso.
A 4 años de tu asesinato, venganza por Matías y todxs lxs caidxs!
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