Dicen que los lobos no se devoran entre sí.
Tengo muy pocos conocimientos personales sobre las costumbres de tales bestias como para permitirme creer que este dicho es menos idiota que la mayoría de los dichos.
Si, por casualidad, fuese exacto, para nosotros no probaría más que una cosa: que entre los hombres y los lobos hay, amen de las disparidades zoológicas, una fenomenal diferencia de apetitos. Continuar leyendo «El sindicato o la muerte»