Contra la indiferencia, la delación y la complicidad con el Estado (a propósito de la represión en Bolivia).
El 29 de Mayo pasado en las tierras dominadas por el Estado Plurinacional de Bolivia, se llevó a cabo una operación represiva contra los círculos “libertarixs” y anarquistas, buscando dar un golpe sobre los supuestos responsables de las acciones directas perpetradas contra símbolos del Poder.
En una estrategia calcada a razzias represivas de otras latitudes, se allanan una decena de domicilios. Una cacería que más se proponía recabar antecedentes, que el seguimiento de una pista en particular. Como ya viene siendo costumbre y en un detalle muy poco novedoso, se detiene en masa para luego ver que aporta cada detenidx.
Así caras visibles y muy identificables dentro de los círculos anarquistas fueron detenidas, bajo la ya clásica figura del perfil a neutralizar. Así fueron presentadas tres personas como las cabecillas de los ataques.
Una pomposa conferencia de prensa sirvió de escenario para mostrar como actúan los poderosos cuando ven atacados sus intereses. Las pruebas una vez más daban cuenta de revistas, libros, afiches, parches y máscaras.
En un principio y en ausencia de información, nadie tenía suficiente certeza de cómo se habían originado los movimientos represivos, con el pasar de las semanas va filtrándose en las páginas de contrainformación la colaboración de 3 detenidos, todos miembros de una organización de corte plataformista llamada OARS, cuya página en internet da claras señales de sus postulados, para nada anarquistas, para nada “libertarios”.
Sometidos a los interrogatorios, estas tres personas van dando nombres, direcciones y relaciones de amistad entre el resto de lxs detenidxs y señalan abiertamente a dos personas como responsables, entregando el nombre de Nina Mancilla y Henry Zegarrundo. Así es como son encarceladxs, envueltos en una ola de acusaciones, murmullos y confusión. Más tarde una tercera persona, Mayron Mioshiro, es también ingresado a una cárcel de la ciudad.
Mediante textos anónimos, cargados de prepotencia y altivez algunos, con ánimo de discutir otros, nos fuimos enterando que ningunx de los detenidxs formaba parte de alguna célula de acción directa pero que si se reivindicaban anarquistas.
Así leímos que el nombre de Mauricio Morales vertido en algunas acciones, bastó para desatar la histeria, así nos enteramos que el nombre de Luciano Pitronello, pintado en un lienzo bastó para que se hablara de terrorismo e imaginarias orgánicas internacionales.
Pero con el correr de los días la información se fue apagando y aquello ha sido caldo de cultivo para la confusión reinante, es así como pocas personas comprenden en su justa medida lo que se oculta tras la embestida represiva en Bolivia y desde uno y otro lado se fomenta la confusión.
Así OARS en sus textos acusa a otrxs compañerxs de ser lxs colaboradores, en un intento por desligarse de responsabilidades. Inclusive tienen la desfachatez de hacer un llamado de solidaridad hacia lxs detenidxs (que ellos mismos entregaron) y de paso propagandearse como una organización represaliada y “víctima” del actuar “desmedido” de la policía, llegando incluso a publicar una cuenta de ahorros donde depositar dineros en solidaridad con sus miembros que se encuentran en arresto domiciliario.
Cómo anarquistas que somos, no reconocemos fronteras y no aceptamos que haya temas en los que solo podemos participar como simples espectadorxs, por ello nos decidimos a escribir este texto, como mensaje solidario cargado de fuerza hacia lxs encarceladxs. De forma lamentable hemos encontrado más información en la prensa del capital que en las páginas de contrainformación, así que aprovechamos de paso para instar a lxs compañerxs de allá a tener un rol más activo en cuanto a la difusión de las noticias sobre el caso.
Comienza la caza de brujas…
A través de internet nos hemos enterado de una reciente carta de Nina Mancilla (1) sobre su situación judicial y nos parece relevante un pronunciamiento al respecto.
En su misiva se puede identificar claramente que el mensaje que está entregando es establecer su inocencia en base a la presunta culpabilidad de otra persona que estaría libre, así entonces quiere establecer una suerte de canje, entregando la identidad de esta otra persona para obtener su liberacion. Nina no identifica como responsables de su prisión al Estado, la institución policial o la declaración de Renato Vincentti que la inculpa directamente, ella prefiere endosar la responsabilidad a la persona que supuestamente aparece en un vídeo y que guarda algún parecido con ella. Sus palabras repiten las mas básicas lógicas policiales, pues guardar algún parecido no es prueba concluyente de nada.
Entendemos la angustia que produce la prisión, pues ese es el objetivo que persigue desde sus inicios, destruir a quien sobrevive en su interior, tanto moral, como física, emocional y políticamente hablando. Entendemos el dolor, la angustia y la rabia, pero como anarquistas jamás vamos a entender ni a justificar que ese dolor genere el acto de colaborar y entregar en bandeja las identidades de otrxs.
Históricamente la prisión ha sido el castigo para quienes se han opuesto al dominio, históricamente quienes se han rebelado han recibido condenas de venganza y la historia también registra que tras los muros del encierro han existido quienes no se rinden, quienes no se callan y quienes siguen luchando, sin claudicar en sus convicciones.
Para ser anarquista no basta con enunciarlo, sino que hay tener una postura consecuente con los principios anárquicos, en ese sentido la lucha por la destrucción de las prisiones es un eje medular en la defensa de la libertad. Así entonces, clamar porque el/la prisionerx sea otrx y no unx es un acto denigrante, pero es peor aún hacer un abierto llamado y una provocación sin maquillaje para que esa persona se entregue o sea entregada por lxs demás.
Lo anterior constituye un chantaje, una actitud servil al Poder, a los intereses del Estado y acarrea un evidente autoritarismo, pues mediante la presión mediática le impone a otra persona un camino a tomar, como es el entregarse a los organismos policiales. En definitiva es una posición policial y delatora.
Lamentablemente esta actitud repudiable no recibe cuestionamiento alguno y se difunde como una verdad. Así nos encontramos con otro texto (2) donde una tal Virginia Aillón no pierde oportunidad en señalar que quienes han ejecutado las acciones directas, debiesen tener una actitud “consecuente” y entregarse. Este tipo de llamados nos los esperábamos mas de algún Garcia Linera (3) que de cualquier persona que se reivindique del espectro “libertario” o anarquista.
Por lo demás, nadie espera que quien se encuentre en prisión asuma como propias acciones que no ha cometido, nadie tiene por que aceptar inventos e infamias que el Poder se encarga de imponer como verdades. Pero aquello no equivale a entregar identidades de otrxs y mucho menos hacer un abierto emplazamiento-acusación contra otra persona, acusándola increíblemente de falsa anarquista por no entregarse.
No aceptamos esta conducta y nos parece despreciable, pues no solo confunde al verdadero enemigo sino que encarna todos los valores de la cultura de los poderosos, este tipo de acciones nada tienen que ver con valores “libertarios” o feministas según la autodefinición que ellas hacen de si mismas.
Mas allá de la discusión sobre los métodos, creemos que es importante mantener siempre en alto una moral anárquica, saber identificar al enemigo, esto es, tener en claro que quienes ejecutan acciones ilegalistas, no son “culpables” de las embestidas represivas que el Estado pueda determinar, esto lo entendieron desde tiempos muy remotos todxs aquellxs anarquistas que defendieron a viva voz a declarados ilegalistas en prisión. Si existe defensa en tanto inocencia y guillotina para los “culpables” se acabó la mirada anárquica y solo hay una disidencia amigable con las lógicas estatales.
Ambos textos de estas supuestas feministas bolivianas, solo encienden la hoguera en donde quemar a la bruja. Con estos llamados a entregarse frente al Poder, el orden patronal, estatal, policial y patriarcal no recibe ningún golpe, por el contrario se ve reafirmado y se garantiza su continuidad. Lo que hay que fomentar entre todxs aquellxs que han recibido la arremetida del Estado es la complicidad, jamás la delación ni el aislamiento.
Mucho se ha comparado el proceso boliviano con el Caso Bombas en Chile, pero quizá haya una diferencia sustancial, más allá de las similitudes y es que aquí, lxs compañerxs encarceladxs y aún arriesgando condenas de hasta 25 años, jamás entraron en el juego del Estado, jamás exigieron que se entregaran quienes habían ejecutado las acciones directas. Dejaron en claro que ellxs no habían participado y que no formaban parte de ninguna asociación ilícita terrorista, pero jamás emplazaron a nadie a someterse ante el Poder y este es quizá el mayor acto solidario.
El mensaje para nosotrxs es claro: solidaridad sin fronteras con lxs perseguidxs por el Poder, destrucción de las cárceles y liberación hasta el fin.
Un abrazo cómplice para Henry y Mayron, libertad para todxs, por el fin de las cárceles, sus carcelerxs y sus falsxs críticxs.
Algunxs anarquistas de la región chilena.
Santiago, principios de octubre de 2012.
Notas:
(1) La carta integra de Nina Mancilla se puede encontrar, aquí.
(2) Para quien quiera leer el texto de “Virginia Aillon”, se encuentra aquí.
(3) Alvaro Garcia Linera es el actual Vice-Presidente de Bolivia, quien como tantos otrxs ex-luchadores acá en Latinoamérica, tuvo un salto de un pasado guerrillero (fue miembro fundador del Ejercito Guerrillero Tupak Katari) a ocupar un puesto importante en un sitial del Estado que nada más ayer combatió. Recordado entre sus ex-compañeros por haber entregado información sobre miembros de la organización e infraestructura, es quizás el personaje mas influyente hoy en el actual gobierno de Evo Morales. Podría decirse que es “el cerebro pensante”, mientras que Evo, “la imagen carismática”.
Extraído desde: Liberación Total