Respecto a la familia, el anarquista se halla en profundo desacuerdo con las ideas dominantes, las cuales basan aquella sobre bienes con gran frecuencia puramente circunstanciales y que conceden al padre una autoridad tiránica, como la de dirigir la educación del niño, inclinándole a una carrera dada, falseando las más de las veces su por venir intelectual y moral. Casi todos los padres tienden a ser de sus hijos, considerados como otra forma de propiedad, no seres capaces de pensar por sí mismos y reaccionar contra las influencias hereditarias, no focos de iniciativas, sino fotografías y reproducciones reflejando las ideas y los gestos progenitores. Basta que un niño no sienta afinidad familiar y que a los veinte años haga gala de ideas contrarias a las aprendidas en el hogar para que sea tachado de mal sujeto y acusado de baldón de los suyos.
El anarquista sabe que, producto de la fecundación del huevo por el espermatozoide, toda criatura, por una aplicación algo obscura de los fenómenos del atavismo, reproduce los rasgos del carácter de sus ascendientes, a veces muy lejanos, que los resume o los mezcla a los de sus padres o parientes más inmediatos y que no es sorprendente que algunas de estas características hagan irrupción en el medio familiar y obligen al inadaptado o mala cabeza a buscar un nuevo terreno más favorable a su desarrollo.
Creerse en el derecho de dirigir la vida ulterior de un vástago, porque durante algún tiempo se le ha asegurado la subsistencia, es para el anarquista tan tiránico como la pretensión de algunos patronos que, por el hecho de proporcionar el trabajo, quisieran imponer a sus asalariados la obligación de asistir a misa.
La verdadera familia es la que se une por afinidad de ideas, caracteres y temperamentos y aunque tal pueda suceder también por la única base del lazo genital, lo cierto es que toda presunción autoritaria perjudica al buen acuerdo entre sus miembros. Dicho esto se comprenderá que el anarquista es adversario únicamente del concepto estrecho que hoy se aplica a las familias.
Escrito por Émile Armand. Extraído del libro «El anarquismo individual»
Nota del autor: Ernest-Lucien Juin, más conocido como Émile Armand (1872 – 1962). Anarquista Individualista Francés, propagandista del amor libre y anarco-pacifista.
Publicado en El Amanecer, nº9, Junio 2012
Autor: Grupo cuerpo sin órganos
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El Amanecer es un periódico anarquista que tuvo su primera edición en papel el año 2011, durante dos años más se distribuyo en diferentes puntos del territorio que llaman chile y quizás más allá. El grupo detrás se interesa en seguir difundiendo temáticas propias o cercanas a la postura anárquica, tales como el esquizoanálisis, el feminismo, la liberación animal, la antipsiquiatría, la filosofía desde el margen y otras. A la fecha la publicación impresa se encuentra pausada pero no por eso ha dejado de existir en la resistencia. El grupo se posiciona desde el anonimato en guerra contra el imperio capitalista y su dominio soberano y disciplinario. Esperamos que nuestro blog sirva para la contrainformación y sea un aporte teórico a la revuelta.
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Felicitaciones por el diario, sigan adelante. Saludos desde Los Ángeles.
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La verdadera familia crece, aprende y comparte ideas de forma equitativa y horizontal, sin contar cuanta sangre en las venas tengan en común.
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