En la página web que mantienen los plataformistas chilenos de la Federación de Estudiantes «Libertarios» – FEL, se ha publicado en plan estelar una declaración oficial de esa agrupación, que sin duda pasará a la historia como la piedra fundacional de una nueva y pintoresca versión (o más bien tergiversación) del pensamiento ácrata. Lleva por nombre «Con el pueblo venezolano y contra el golpismo» y amerita que nos ocupemos, así sea brevemente, de las perlas que la adornan:
– Desde la ignorancia que solo se nutre y da credibilidad con lo que ve en TeleSur sobre Venezuela, se habla en el primer párrafo de «una marcha de estudiantes universitarios, de los sectores más privilegiados de la sociedad venezolana». ¿Nadie les dijo a estos «compitas» que hoy por hoy los sectores más privilegiados por estas calles son la boliburguesía, la élite político-militar en el poder, sus socios transnacionales como Chevron y Gustavo Cisneros, los «camaradas» chinos y los parásitos de la alta burocracia cubana)?
– Según el FEL, hay en Venezuela: «Un proceso de transformaciones radicales que han mejorado la vida de la mayoría de los habitantes de ese país, sobre todo de los sectores populares y a los trabajadores y trabajadoras.» No cabe esperar otra opinión de quienes apenas leen sobre acá lo que les dan en la sala de espera de la sede diplomática del gobierno madurista en Santiago, así que sería pérdida de tiempo sugerirles buscar la multitud de fuentes contrastables y comprobables que rebaten esa idea propagandística, por no hablar de consultar la opinión dominante entre los venezolanos de a pie.
– «Hoy la derecha venezolana intenta debilitar al legítimo gobierno de Maduro para crear un ambiente propicio para llevar adelante sus planes de un golpe de Estado». Aparte de lo enternecedora que resulta la preocupación de estos «libertarios» por la suerte de un gobierno legítimo, se ignora olímpicamente que tras 15 años, y en especial después del intento de 2002, la Fuerza Armada ha sido, por un lado, sometida a una purga político-ideológica que ha extirpado de su seno a cualquier disidencia. Por el otro, siendo aún más importante, se ha acentuado la militarización del aparato de Estado, llegando a un grado donde se hace incomprensible que quieran dar un golpe para desplazarse a sí mismos de un gobierno que les favorece con amplios poderes y posibilidades de enriquecimiento vía corrupción. De haber el tal golpe militar o algo parecido, sería para garantizar aún más sus privilegios e impunidad.
– Proclaman los (¿felistas, felinos, felones?): «este intento que hoy se hace desde la movilización callejera, el llamado a la violencia, la manipulación de información y el acaparamiento de bienes para crear la sensación de que existe una crisis que el gobierno es incapaz de resolver. Como no han podido ganar en las urnas, intentan derrocar al gobierno y acabar con el proyecto revolucionario del pueblo acaparando bienes de primera necesidad, llamando a la violencia y generando el ambiente para legitimar un golpe de Estado.» De nuevo evidencian un desconocimiento de la coyuntura venezolana actual, salvo en lo que se afirma desde el gobierno, solo explicable a partir de la ignorancia fanática, del cinismo tarifado o de la ingenuidad más perdida. Por otra parte, nos reservamos la opinión que como anarquistas nos merece esa congoja del FEL porque se dude de las capacidades del gobierno para resolver la crisis. De igual manera, interprétese nuestro silencio ante la santurrona indignación, del más rancio sabor electorero, contra esos que “no han podido ganar en las urnas”…
– Se quejan con tristeza porque en Chile: «la futura mandataria electa y la mayor parte de fuerzas de la Nueva Mayoría, mantienen silencio cómplice o simplemente lamentan los hechos de violencia de forma abstracta. No denuncian a quienes intentan detener un proyecto político y social de justicia e igualdad para todos y todas, ya que no lo comparten.» Cuando menos se debe decir que este lamento es una perogrullada, pues ¿cómo esperar otra cosa de Doña Bachelet y su pandilla?
– En el mejor espíritu frentepopulista del stalinismo en los años de 1930, predican: «Creemos necesaria la máxima unidad de la izquierda chilena y latinoamericana para denunciar y rechazar tajantemente los intentos golpistas en Venezuela. Una vez más como libertarios y libertarias nos oponemos a este tipo de jugadas de la derecha, aliada con el imperialismo, para detener el proyecto socialista del pueblo de Venezuela.» ¡Cualquier aplicado estudioso de Martha Harnecker y demás clásicos del marxismo-leninismo continental no podría decirlo mejor!
– Continuando su cuento digno de obedientes militantes PaCos (o del partido comunista, que es igual), ahora hay que dar: «Todo nuestro apoyo y solidaridad al pueblo trabajador venezolano, actor principal de la construcción de socialismo en su país y en el cual confiamos plenamente.» Ese voto de fidelidad absoluta sería porque cualquier oposición al sacrosanto gobierno de Maduro, aún la que venga del anarquismo y sectores críticos de izquierda, «buscan terminar con el proceso de cambio que allí llevan adelante hace más de 15 años». ¡No hay duda, con “compitas» como los del FEL, al anarquismo no le hacen falta enemigos!…
– Como glorioso final, estos «compañeros de viaje» concluyen con una loa que de seguro aplaudirán en la embajada venezolana, así que no dudamos en proponerla como merecedora de pasajes aéreos para el turismo revolucionario a las costas del Mar Caribe: «Aún falta mucho, existen contradicciones y cuestiones por debatir como en cualquier proceso, pero el proyecto socialista sigue intacto. A profundizar el proceso bolivariano, a construir el socialismo.»
Claro que los redactores de semejante joya no estarán a gusto con el calificativo de anarco-maduristas. Ellos prefieren llamarse «libertarios» – o «comunistas libertarios» en sus momentos de emoción radical – cuando están en Chile y el resto de Latinoamerica; aunque curiosamente sí se identifican como anarquistas cuando van a promoverse en Norteamérica o en Europa. De todas maneras, vale dejarles el mote porque les calza muy bien.
Escrito por Armando Vergueiro.
Extraído desde: El Libertario