Estamos contra los patrones y las empresas. Sí, porque nos esquilman y se enriquecen a costa del esfuerzo ajeno y porque han aprovechado su poder económico como poder político. Y nos joden por todos lados. Estamos contra ellos porque nos dominan y buscan seguir haciéndolo. Pero el capitalismo es también un sistema de relaciones sociales. Forzadas casi siempre, pero relaciones. Y para que existan los patrones tienen que existir trabajadores. Porque no hay pastores sin rebaños.
Entonces ya no solo estamos contra los patrones y su casta de lacayos, también estamos contra los que aguantan entusiasmados las cadenas que sobre ellos pesan. No necesariamente maldecimos a las personas. Pero si al rol de trabajador asalariado. Ese rol creador de riquezas que acaba fortaleciendo todos los días un poco más a quienes intentan manejar nuestras vidas.
Contra los abnegados, los buenos esclavos, contra los cómplices. Pero no solo contra ellos estamos. Renegamos también de aquellos que aún entendiendo con su trabajo perpetúan a los amos y su orden, siguen haciéndolo.
Contra mi vecino, mi madre y mi hermano, contra mis amigos y compañeros. Pero por sobre todo contra mí, por soportar esta condición bastarda. Por consolarme en mil excusas. Por «práctico».
En definitiva, por parecerme demasiado a veces, a esta realidad que busco acabar.
manuel desde los cerros
el surco, mayo 2013