El sexo como obligación social. La supuesta libertad sexual y la norma

s«La sexualidad es como las lenguas. Todos podemos aprender varias.»

Beatriz Preciado.

A partir del siglo XIX se vendrían construyendo una serie de retoricas teóricas que derivarían en la hipótesis represiva del sexo, como respuesta a ello Michel Foucault sería antagonista desclasificando desde una perspectiva histórica el origen falaz de dicho postulado, analizaría el desarrollo no represor de la sexualidad(1). El filósofo francés nos diría que solo a partir del siglo XVII el sexo sería silenciado –no quiere decir reprimido- y homogeneizado a la regulación de dispositivos sexuales direccionados por la norma, funcionará entonces por normalización y no por prohibición o represión.

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Prostitutas impagas del heterocapitalismo: Putas enemigas de las sonrisas

601419_504790909533688_1383037771_n«¿Es una solución salir y recolectar orgasmos para poder compensar todos esos años de frustración e inculpamiento? …Las relaciones sexuales en el mundo de hoy (y quizás también en el pasado) son opresivas. El hecho de que tu amante te provea un orgasmo cambia solo una pequeña porción de esa opresión… nuestro propio disfrute embellece nuestro atractivo. Somos lascivas. Usamos minifalda y transparencias. Somos sexy. Somos libres. Corremos y saltamos de cama en cama cuando queremos. Esta es la auto-imagen que nos construimos por medio de los medios y la publicidad. Esta es nuestra realización. Y deja mucha ganancia. Nos coloca en nuestro lugar sintiéndonos afortunadas por tener ese lugar: la libertad de consumir, consumir, consumir hasta que nos traguemos al mundo. Nos hace ver libres y activas (activamente, libremente, solicitamos sexo de los varones) …La presunción inarticulada detrás de este malentendido es que las mujeres somos puramente seres sexuales, cuerpos y sensualidad, máquinas de coger.
De allí que nuestra libertad solo signifique libertad sexual.»

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Ninguna agresión sin respuesta. Organizar la rabia

A Pepa Gaitán
a Daniel Zamudio
y a todas las tortas, maricas, marimachos, travas, trans y putos
víctimas del heterofascismo

Love to Hate You

And the lovers that you sent for me
didn’t come with any satisfaction guarantee
so I return them to the sender
and the note attached will read
how I love to hate you

(Erasure. “Love to Hate You”)

El mundo les pertenece a los heteros y alardean esa libertad en nuestras caras. ¿Por qué tienen que venir a nuestros cumpleaños, nuestras fiestas, nuestros rituales, nuestras marchas, nuestras ceremonias? No queremos tolerarlos, ni deseamos su asquerosa dádiva gay-friendly llamada “apoyo”, “integración”, “respeto”, “diversidad”…

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El crepúsculo de la heterosexualidad como naturaleza

preciadoLeyendo a Monique Wittig con Foucault, a Butler con Negri, podemos decir que la heterosexualidad es, ante todo, un concepto económico que designa una posición específica en el seno de las relaciones de producción y de intercambio basada en la reducción del trabajo sexual, del trabajo de gestación y del trabajo de crianza y cuidado de los cuerpos a trabajo no remunerado[1]. Lo propio de este sistema económico sexual es funcionar a través de lo que podríamos llamar con Judith Butler la coerción performativa, es decir, a través de procesos semioticotécnicos, lingüísticos y corporales de repetición regulada impuestos por convenciones culturales. La ascensión del capitalismo resulta inimaginable sin la institucionalización del dispositivo heterosexual como modo de transformación en plusvalía de los servicios sexuales, de gestación, de cuidado y crianza realizados por las mujeres y no remunerados históricamente. Continuar leyendo «El crepúsculo de la heterosexualidad como naturaleza»

El género y el lenguaje al servicio de la norma


Nuestro entorno cotidiano, nuestro diario vivir, siempre está rodeado de dos categorías que lo clasifican todo, que son parte esencial de nuestro lenguaje, que a donde miremos siempre se encontrarán, ya que toda cosa, toda persona y en general todo ser vivo estará sometido a sus significados. Me refiero a la noción de género, que en nuestro idioma, como en la mayoría, existen dos; que son lo masculino, con su opuesto que es lo femenino.

Tenemos la idea de que estás dos categorías fijas son esencialmente naturales, que siempre han estado ahí y que son incuestionables, Donde el lenguaje solo habría llegado para nombrarlas, por lo que no habrían necesitado un significado, sino que solo un significante. Continuar leyendo «El género y el lenguaje al servicio de la norma»