Basura y Género. Mear/Cagar. Masculino/Femenino, por Beatriz Preciado

Más acá de las fronteras nacionales, miles de fronteras de género, difusas y tentaculares, segmentan cada metro cuadrado del espacio que nos rodea. Allí donde la arquitectura parece simplemente ponerse al servicio de las necesidades naturales más básicas (dormir, comer, cagar, mear..) sus puertas y ventanas, sus muros y aberturas, regulando el acceso y la mirada, operan silenciosamente como la más discreta y efectiva de las «tecnologías de género.»(1) Continuar leyendo «Basura y Género. Mear/Cagar. Masculino/Femenino, por Beatriz Preciado»

«La estadística, es más fuerte que el amor», por Beatriz Preciado

1273861378_850215_0000000000_sumario_normal«Nuestra pareja, hipérbole de la perversión según la psicología heterocentrada, está dentro de la norma. Jamás los instrumentos de la biopolítica hegemónica me han reconfortado tanto. Constato también que la capacidad de disposición critica y de rebelión es inversamente proporcional a la intensidad del sufrimiento amoroso. Ya Spinoza lo anunció en 1677, antes de la invención de la estadística, un mismo y único afecto no puede desplegarse en direcciones divergentes. Estoy en el verano de la ruptura y los trastornos que directamente tocan el plexo solar ahuyentan a los héroes. Comienza en mi corazón la batalla entre el apaciguamiento de la estadística y el furor de la revolución».

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El panóptico y la píldora, Testo Yonqui por Beatriz Preciado

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«Dicho de otro modo, la píldora anticonceptiva es el panóptico comestible. La ortopedia social ha dejado paso a la microprostética sexopolítica.

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Tecnologías del Sexo

preciadoNota por El Amanecer: Lo siguiente es un extracto del capitulo “Tecnologías del sexo” del Manifiesto Contra-Sexual de Beatriz Preciado. En caso de que quieras leer completo su libro, descarga/lee aquí.

Tecnología y sexo son categorías estratégicas en el discurso antropológico europeo y colonialista, en el que la masculinidad se ha descrito en función de su relación con los aparatos tecnológicos, mientras que la feminidad se ha definido en función de la disponibilidad sexual. Pero la «reproducción sexual», en apariencia confinada a la naturaleza y al cuerpo de las mujeres, está «contaminada» desde el comienzo por las tecnologías culturales, tales como las prácticas específicas de la sexualidad, los regímenes de contracepción y de aborto, los tratamientos médicos y religiosos del parto, etc. Continuar leyendo «Tecnologías del Sexo»

El crepúsculo de la heterosexualidad como naturaleza

preciadoLeyendo a Monique Wittig con Foucault, a Butler con Negri, podemos decir que la heterosexualidad es, ante todo, un concepto económico que designa una posición específica en el seno de las relaciones de producción y de intercambio basada en la reducción del trabajo sexual, del trabajo de gestación y del trabajo de crianza y cuidado de los cuerpos a trabajo no remunerado[1]. Lo propio de este sistema económico sexual es funcionar a través de lo que podríamos llamar con Judith Butler la coerción performativa, es decir, a través de procesos semioticotécnicos, lingüísticos y corporales de repetición regulada impuestos por convenciones culturales. La ascensión del capitalismo resulta inimaginable sin la institucionalización del dispositivo heterosexual como modo de transformación en plusvalía de los servicios sexuales, de gestación, de cuidado y crianza realizados por las mujeres y no remunerados históricamente. Continuar leyendo «El crepúsculo de la heterosexualidad como naturaleza»