«En la okupa. En la orgía. En la revuelta. En el tren o el pueblo ocupado. Nos volvemos a encontrar.
Nos volvemos a encontrar
como singularidades cualquiera. Esto es,
no sobre la base de una común pertenencia,
sino de una común presencia.»
TIQQUN
Nunca fuimos anarquistas, o es que nunca se trato de serlo, nunca pretendimos el reconocimiento, de antesala quemaríamos la identidad en pos de eso que llaman anarquía, pero siempre como niñxs huérfanos. Cada herramienta paso a ser un arma. Cada palabra se transmuto en un insulto, cada amiga y aliado tuvieron significantes singulares-resistentes. En ese flujo colectivo egoísta tuvo sentido el pasquín, se dijo así mismo anarquista no por lo primero, sino por un devenir ácrata. Continuar leyendo «El Amanecer. Tres años»