por comité invisible, a nuestros amigos, extracto.
El levantamiento dura algunos días o algunos meses, conduce a la caída del régimen o a la ruina de todas las ilusiones de paz social. El levantamiento mismo es anónimo: ningún líder, ninguna organización, ninguna reivindicación, ningún programa. Las consignas, cuando las hay, parecen agotarse en la negación del orden existente, y suelen ser abruptas: “¡Lárguense!”, “¡El pueblo quiere la caída del sistema!”, “¡Nos importa un carajo!”, “Tayyip, winter is coming”. En la televisión, en la radio, los responsables martillean con su retórica de siempre: son sólo bandas de çapulcu, de rompevidrios o vándalos, terroristas salidos de ninguna parte, sin duda pagados por el extranjero. Lo que se subleva no tiene a nadie que colocar en el trono como reemplazo, aparte, tal vez, de un signo de interrogación. No son ni los excluidos, ni la clase obrera, ni la pequeña burguesía, ni las multitudes quienes se sublevan. Continuar leyendo ««No es “el pueblo” quien produce el levantamiento, es el levantamiento quien produce su pueblo (…)»»
por comité invisible, a nuestros amigos, extracto.
Así que los servicios de seguridad están empezando a otorgar más credibilidad a un perfil de Facebook que a la persona que supuestamente se esconde detrás de él. Ésta no es más que una señal de la porosidad que existe entre aquello que aún llamamos virtual y lo real. La datificación acelerada del mundo provoca que nuestras ideas sobre la separación entre el mundo real y el mundo online, entre la realidad y el ciberespacio, sean cada vez menos sostenibles.
“(…) Tras la promesa futurista de un mundo lleno de personas y objetos totalmente conectados, en el que los coches, los refrigeradores, los relojes, las aspiradoras y los dildos estarían directamente conectados entre sí, y también a internet, hoy tenemos algo que ya es directamente observable: el funcionamiento del sensor más polivalente de todos: yo. Corrí, así que inmediatamente compartí mi ruta, mi tiempo, mi rendimiento y la evaluación de mi carrera. Siempre posteo fotos de mis vacaciones, mis veladas, mis revueltas, mis colegas; de lo que voy a comer y de a quién me voy a coger. En apariencia no hago gran cosa; sin embargo, produzco un torrente continuo de datos. Trabaje o no, mi vida cotidiana permanece igualmente valiosa: es un verdadero stock de información.”
